Walter Omar García es el nombre del artista que se esconde tras las iniciales WOG, nació el 8 de junio de 1977 en Argentina y lleva afincado en Málaga, España, desde 1996, tras vivir también un tiempo en Chicago, Estados unidos. Aunque desde siempre le gustó escuchar música, tuvo su primer contacto propiamente dicho con la música a la temprana edad de 14 años, cuando escuchó tocar la batería a un chico en una Iglesia de Mar del Plata, en Argentina; le gustó tanto cómo tocaba, que decidió que él también quería tocar y recibió clases de ese mismo chico hasta que dos años después, a los 16, pudo tocar por primera vez la batería ante el público de una Iglesia. Fue ya con 19 años cuando comenzó a tocar su instrumento estrella: el piano.
Su principal inspiración a la hora de componer se podría decir que es la vida, la suya propia, la de sus seres queridos y la de los demás, pues los temas sociales siempre han estado muy presentes, no sólo en su música, sino en toda su vida. Desde que se trasladó a España con sus padres, con el objetivo de ayudar a las personas necesitadas, no ha dejado de ayudar a los demás, con sus letras cargadas de ánimo, de ilusión y de ganas de vivir, y también con la asociación “Misión Amor”, fundada por su familia y dedicada, entre otras cosas, a transmitir un mensaje de esperanza a todo el que lo necesitara y a repartir alimentos entre más de 300 familias cada mes.
Lo que pretende aportar con su música al mundo es esperanza, un poquito de felicidad, ganas de vivir y sobre todo, un claro y rotundo mensaje, que NO HAY NADA MEJOR NI MÁS BONITO QUE LA VIDA, y que hay que aprovechar este precioso regalo. Para ello, confiesa que lo último que hace antes de una actuación es pedir que cada canción que cante pueda tocar al menos el corazón de una persona, lo último que piensa es que cada actuación es una oportunidad única, diferente y tiene que salir a disfrutar, y la máxima que siempre lo acompaña es el deseo de ganarse a la gente, no sólo por su voz o su música, sino por cómo es como persona arriba y abajo del escenario.
Prefiere "sin dudarlo" un escenario porque es donde un artista da todo de sí, frente al estudio, que es algo más tranquilo, de mucha paciencia y dedicación, solitario a veces, donde vuelvas toda tu vida en cada canción, pero siempre falta el apoyo del público, de la gente que te da esa energía para dar todo... y un poco más. Sus puntos fuertes sobre las tablas: ser descarado, a pesar de ser vergonzoso, pero en el escenario se transforma, se gana a la gente, le gusta jugar e interactuar con ellos, y por encima de todo el piano, que es su fiel compañero.
Define su estilo entre el pop y las baladas, pues tiene algunos temas en la recámara que quiere que vean la luz, pero también tiene la intención de componer nuevos temas, no ya de índole social, sino más cercanos a la música romántica. Y es que una de sus mayores influencias musicales ha sido desde siempre, Luis Miguel, con el que asegura que le encantaría compartir escenario alguna vez, así como con Maná, otra de sus grandes influencias en los temas de estilo más pop-rock. Y es que, como buen latino, y aunque confiesa que no tiene problema en componer y cantar en inglés, ama el español y prefiere cantar en su propia lengua.
Nos encontramos ante alguien completo, como persona y como artista, puesto que además de cantar, toca el piano, la batería, la guitarra acústica y el bajo. Aunque confiesa que tiene su deuda pendiente en aprender a tocar un instrumento que le encanta: el saxofón. Fruto de esta complejidad, nació la banda Metamorfosis hace unos años, en la que Walter era la voz principal y el teclado, acompañado por Facundo Rodríguez a la batería y Kleber Chiomento a la guitarra. Tras un período de buenas experiencias e importantes éxitos juntos, decidieron tomar caminos distintos y ahora Walter da el pistoletazo de salida a la larga y fructífera carrera que le espera por delante y que no ha hecho más que comenzar.
¡¡¡No perdáis la pista a estas 3 letras: WOG!!!