Desde que cerró La Botica es difícil encontrar en Málaga un lugar capaz de reemplazarlo a la hora de celebrar conciertos íntimos –no hablamos ya de la carga sentimental del lugar–. A pesar de ello, Curro Ayllón no quería dejar pasar la oportunidad de presentar de alguna manera su Cosmogonías y celebrar sus 10 años de carrera. Y lo hizo el pasado viernes en El Harén, una tetería que rebosaba amigos. Entre el tráfico y la cena llegamos con un poco de retraso y casi no se cabía. Subimos a la parte alta del local y desde allí nos hicimos un hueco sobre las cabezas para apreciar en directo La dinámica del miedo.

Miedo no era lo que había aquella noche en El Harén. Nervios sí. Diez años en esto no se celebran todos los días. El ambiente era especial: familiares, amigos y compañeros de la escena abarrotaban la primera fila. Irene Nández, Rafa Toro, Patricia Rojo, Débora Calvente... Todos compartieron escenario esa noche con Curro cantando algunas estrofas o recitando preciosas líneas, en el caso de Patricia Rojo. Curro se dejaba querer, como ha hecho todos estos años –se lo gana, es querible y achuchable–, y agradecía poéticamente a cada uno lo han enriquecido su vida personal y profesional en este tiempo.

Ayllón tiene un don especial para jugar con las palabras, para unirlas como si trazara constelaciones. Enlaces perfectos como el suyo con Débora Calvente en La sinestesia y el amor, como la mitología de Apolo y Dafne, como un Picnic en el parque. Su última piedra preciosa y reflectante, Óptima geométrica (video). Había que pedir "¡Otra, otra!". Y acabar firmando discos para confirmar que estamos ante una estrella luchadora y de un brillo perdurable, ese que no pasa de moda. Ya es hora de cambiar la imagen de los cantautores, ¿no?

Dale una oportunidad a la música sin etiquetas, esa que te remueve por dentro...

Crónica y fotografías: Silvia Tinoco

Galería fotográfica.